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domingo, 23 de junio de 2013

La hora del sacrificio de los políticos

La Vicepresidenta del Gobierno ha anunciado, a bombo y platillo, que ha llegado la "hora del sacrifico de los políticos" después del esfuerzo de la sociedad. Y lo hace en la foto con la Sra. Cospedal (magnífico ejemplo de sacrificio).

Este anuncio sería creíble si fuese cierto. Pero no lo es. Y no lo es por varias razones.

Primero, porque ésta debería haber sido la primera medida tomada cuando comenzó la crisis, dando ejemplo a los ciudadanos de lo que se nos venía encima. Entonces se deberían haber recortado los sueldos de los políticos, adaptándolos a las circunsatancia del momento (algunos sí lo hicimos y está publicado); entonces se deberían haber elimando las prebendas de diputados y senadores; entonces se deberían haber elimnado tantos gastos superfluos y de disponibilidad. Cospedal no es el mejor ejemplo de austeridad, por cierto.

Es como si en una famila el padre se estuviese comiendo las chuletas y le dejase el caldo a los demás miembros de la unidad familiar. Y encima dijese que ¡vaya esfuerzo que estamos haciendo!

En segundo lugar, tampoco es cierto porque lo que se vende con tanta habilidad mediática no es verdad. El borrador de la Reforma de la Ley de Bases de Régimen Local (que están negociando las grandes ciudades en detrimento del mundo rural) predispone la posibilidad de que en un municpio como el mío (que se encuentra en el tramo de 15.001 a 20.000 habitantes) pueda haber hasta siete políticos en régimen de dedicación exclusiva (en la legislatura que más ha habido había tres y en la actual tan sólo el alcalde).

El esfuerzo se pide a quienes ya lo están haciendo de siempre. A tantos alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas (de todos los partidos políticos), de pequeños municipios, que no suelen estar liberados y que se dejan la piel por mantener servicios dignos para sus vecinos.

Esto tampoco va a suponer ahorro porque históricamente ya lo hacen.

Y en tercer lugar, porque el verdadero ahorro prometido no lo van a sufrir los políticos, sino los ciudadanos de los municipios de menos de 20.000 habitantes una vez más, con el recorte de todo tipo de servicios de calidad de vida, que son los que arraigan a la población al territorio.

Los políticos estamos acostumbrados a comunicar con frases grandilocuentes, pero está cerca el día en el que con estos mensajes prefabricados no seremos capaces de convencer ni a los más adeptos.

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