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domingo, 14 de agosto de 2011

Somalia

Los vemos arrastrarse sobre ellos mismos, la dignidad perdida y la esperanza inexistente, para transmitirnos a voz en grito su dolor a través del tamaño de sus ojos y de la luz de sus miradas.


El mundo se ha deshumanizado, se ha individualizado. Ya no nos importa nada que no ocurra alrededor de nosotros mismos.


Incluso, a veces, ni lo que ocurre alrededor de nosostros mismos nos preocupa si no nos afecta.


Ese es el mundo que entre todos hemos construido. Un espacio donde la información y el dinero circulan a velocidad de vértigo y de golpe de ratón para hacernos llegar en tiempo real la muerte de un niño en la desesperanza de Somalia o la quiebra de un continente ante las fauces sedientas de venganza de los especuladores financieros (algunos ya les llaman "criminales financieros").


Ante tanta hipocresía no podemos permanecer impasivos. Tenemos que reaccionar, indignarnos, movilizarnos, criticar y actuar.


Cada vez encuentro más sentido, ante una sociedad tan pasiva, al libro de Stéphane Hessel "Indignaos".


Indignémosnos y reaccionemos juntos.

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